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Me has seducido, Señor

Fundaciones de raigambre carmelitana

La primera fundación que llevó a cabo M. Elisea fue la de ELDA. En una casa parroquial desprovista de casi todo, se instaló la nueva comunidad. La casa la ofrecía un buen sacerdote, D. José Navarro, para que en ella se educara a los niños. Era el 19 de octubre de 1901.

Dos años más tarde (el 8 de febrero de 1903), se puso en pie otra fundación, la de COX, pueblecito cercano a Orihuela. El talante de la misma y la escasez de recursos tuvo gran parecido con la de Elda.

Por estas fechas, M. Elisea, tuvo ocasión de encauzar el carisma del Instituto. Primero disminuyó, y luego suprimió totalmente el antiguo ministerio de la postulación. Consideró que era ésta una adherencia ajena al carisma del Carmelo y, cuando las circunstancias se lo permitieron, prescindió de ella.

El primer Capítulo General de la Congregación, se celebró en 1904. M. Elisea era General interina pero había que atenerse a las normas vigentes que abolían el carácter vitalicio del cargo. De todos modos, a ella fueron a parar los votos que la habilitarían para un nuevo periodo. Indiscutiblemente, gozaba del aprecio general, se la consideraba como modeladora del carisma de la Congregación.

A propósito del carisma, el carmelitanismo del grupo estaba fuera de toda duda. El itinerario de la fundación, las ayudas de los Padres Carmelitas, la espiritualidad, el antiguo convento carmelita de Orihuela y otros muchos datos, hablaban con elocuencia sobre el particular. Desde los inicios, el Instituto había sido agregado a la Orden del Carmen. No obstante, según explica una relación hallada en Roma, "con el objeto de lucrar toda suerte de indulgencias y gracias espirituales, según prescribe el Decreto de 28 de agosto de 1903, se renovó dicha afiliación". Madre Elisea lo comunicó gozosa a toda la Congregación y exhortó a agradecer el amor materno de la Virgen María del Monte Carmelo desde lo más íntimo del corazón.

(Manuel Soler, MSSCC y Hnas. Elena Coste Cruz y Asunción Perelló Senent. M. Elisea Oliver, una mujer del Carmelo, p. 11-12. Folletos CON ÉL, Nº 84, editado por la CONFER).


 

Fundaciones en la periferia

"¡Lleguemos nosotras allí donde otros no pueden llegar!". Esta frase nada tiene de pretenciosa en labios de Madre Elisea. Responde a unos claros criterios de actuación a la hora de seleccionar las fundaciones. Se preferían los lugares más pobres y apartados. Madre Elisea quiso ir, preferentemente, a la periferia.

En realidad, responde a unas circunstancias muy concretas documentalmente demostradas: la aceptación de fundaciones que otras congregaciones rechazaban. Y, más aún, casas abandonadas por otras familias religiosas, son asumidas por aquellas primeras carmelitas como signo de su servicio a la Iglesia en humildad y pobreza. Esta opción preferencial por los pobres que hoy, a base de repetirla ya suena a tópico, fue una hermosa realidad en los inicios de la Congregación. La realidad social de la España de principios de siglo ofrecía, con creces, oportunidades para realizar esta opción.

Desde que Madre Elisea desempeña por vez primera las tareas de General hasta que muere (1899-1931), se cuentan 40 años en los que la familia florece y se extiende a buen ritmo. A su muerte había unas 200 religiosas alimentándose del carisma carmelitano, modelado por la Fundadora. Se da el caso de que, en casi todas las fundaciones, Madre Elisea puso su sello personal, puesto que era General y auspiciaba la obra e iba en persona al lugar, o porque le tocó a ella iniciar la comunidad como cabeza de la misma.

(Cf.: Manuel Soler, MSSCC y Hnas. Elena Coste Cruz y Asunción Perelló Senent. M. Elisea Oliver, una mujer del Carmelo, p. 12-13. Folletos CON ÉL, Nº 84, editado por la CONFER).


 

Fundaciones cimentadas en pobreza y austeridad

En muchas ocasiones, las fundaciones tuvieron un claro sabor teresiano,como sucedió en la de ALICANTE (30 de Julio de 1907). Las hermanas careción de todo mobiliario. El día de la fundación no tuvieron otra solución que sentarse en el suelo y contentarse con pan, atún y aceitunas de postre.

Las religiosas comprometieron su labor en el hospital de ELDA el 2 de marzo de 1908. Consta en las crónicas que "fue preciso superar muchas penurias económicas y muchas estrecheces";.

En el mismo año, el 15 de octubre, se fundó en PARADAS (Sevilla), para cuidar enfermos y alfabetizar a los niños.

Luego el turno fue para EL BONILLO (8 de diciembre de 1909), con la misma finalidad que la anterior.

Después surgiría la Cocina Económica de ALICANTE, el 6 de septiembre de 1912. Y el 1 de septiembre del año 1913, el Colegio de BENIMAGRELL en la provincia de Alicante. El Colegio de MURCIA nacería el 15 de septiembre del mismo año (1913).

Al año siguiente, el 1 de junio de 1914, se fundaría en BROZAS (Cáceres). "Le gustaba Brozas por la pobreza que había"; así reza uno de los testimonios que ha llegado hasta nosotros.

Durante el trienio 1916-1919 surgieron ocho casas más. Todas ellas cimentadas en la opción por los humildes y menesterosos. Una opción que, para ser creíble, debía corresponderse con un estilo de vida austero por parte de las religiosas. Mal puede compaginarse confort y lujo con el deseo de solidarizarse y dar la mano a los que sufren toda clase de penurias.

En la Víspera de la Asunción de 1916, se fundó el Asilo Ntra. Sra. de las Nieves de ASPE (Alicante). En aquella época esta fecha debía ser celebrada con ayuno y abstinencia. Aunque así no fuera, a las religiosas no les quedaba otra alternativa. Aceite y pan era de cuanto podían disponer para la comida. La íntima sensación de andar por el camino acertado y los vínculos fraternales establecidos entre la comunidad, resarcían las penalidades.

En el decenio de los años veinte, la Congregación acomete fundaciones de mayor envergadura y en grandes ciudades: GRANADA, BARCELONA, VALENCIA.

En las de Granada y Barcelona estuvo presente M. Elisea, no como Superiora General, pues canónicamente no podía ejercer el cargo, sino como religiosa de gran experiencia, urgida por la caridad, dotada de buen sentido práctico. Una anécdota con su matíz de ternura es que, en las fundaciones, M. Elisea, llevaba consigo una imagen del Niño Jesús, al que consideraba el Fundador. Las grandes obras no están reñidas, ni mucho menos, con un toque de ternura y humanidad.

(Cf.: Manuel Soler, MSSCC y Hnas. Elena Coste Cruz y Asunción Perelló Senent. M. Elisea Oliver, una mujer del Carmelo, p. 13-16. Folletos CON ÉL, Nº 84, editado por la CONFER).


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